jueves, septiembre 02, 2004

 

Intercambiador

Ayer por la tarde me fije en algo curioso. Hace ya mucho tiempo que tabajo en Madrid viviendo a 1 hora de distancia, asi que hace ya mucho tiempo que me acostumbre a muchos lugares por los que paso 2 veces al dia y que ya son completamente invisibles. Al volver, uno siempre lleva consigo mucho mas que a la ida. Las alegrias o los enfados del trabajo, las esperanzas de los proyectos de la tarde o la pesadumbre de llegar sin tiempo para todo lo que realmente me gustaria hacer. A todo esto tambien le podiamos añadir lo ultimo que me sugiera el relato que me acompañe es esa epoca. Todo esto crea en mi interior un maremagnum de emociones que, en la mayoria de las veces, no es muy recomendable sufrir. Soy muy inestable. Pero de camino a casa siempre atravieso una pequeña placita. Es un lugar sin importancia, sin mucha vegetacion ni nada destacable. Unos cuantos bancos, algunos arboles, una vieja papelera... poca cosa entretejida con una anodina acera de rombos grises, levantodos aqui y alla. A falta de un lugar mejor, las madres de la zona sacan a sus criaturas a jugar con la seguridad que da el no tener una carretera cerca. Los ancianos se sientan a ver pasar las horas. Los desocupados se agrupan alrededor de una bolsita de pipas y comentan el dia en idiomas que no comprendo. En un reducido espacio se entremezclan gentes de todas las edades, procedencias y condiciones. Y los pajaros pian alvorotados de un arbol a otro. Lo raro del lugar debe ser eso. Los pajaros. Se les oye mas que al resto de los havitantes este pequeño reducto. Hay silencio. Silencio, sonrisas, una fresca sombra y el piar de los gorriones. Es un lugar de paz. Y todos los dias, al atravesarlo, olvido mi ceño fruncido y la razon por la que lo llevava. Que tendra este minusculo cruce de caminos de asfalto? Seguramente seran los pajaros. Quedan pocos y su canto invita a escucharlos.

Comments:
Menos mal que tenemos remansos de paz en medio de tanto lío, ¿no?
Si no, no se cómo llegaríamos al viernes.
 
Párate, siéntate y siéntete en esa placita..

Siempre olvidamos que el camino no es el destino, sino los pequeños momentos que lo componen... y ese lugar es tu pequeña flor dormida que pide que la huelas, la saborees, la observes, la respires, la pruebes.. ESos lugares, sólo nuestros , porque nos evocan y atrapan sólo a nosotros para llenarnos con una sonrisa y vaciarnos del resto.. ¿Unos segundos? ¿unos minutos? Si ¿Y qué? pero marcan un antes y un después....
 
Bonitos tus ojos que perciben belleza entre asfaltos.
 
Gracias a todos por los coments. No sois mas majos porque no practicais. Gracias
 
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